La primera cumbre específicamente sobre adaptación al cambio climático organizada por el gobierno de los Países Bajos y el Centro Global para la Adaptación logró sintonizar en un mismo foro a Estados Unidos y China para avanzar en una agenda común ante este enorme desafío. Diálogos sobre adaptación y desarrollo para África, soluciones basadas en la naturaleza desde Asia y nuevos principios para una adaptación local en los países más vulnerables, entre los principales temas presentados.

La pandemia no evitó que la ambición por incrementar la acción climática sea debatida en la Climate Adaptation Summit 2021 (CAS). A pesar del foco inicial en la alta política de mandatarios, filántropos y representantes de organismos internacionales, las soluciones propuestas tuvieron mucho más que ver con políticas de desarrollo sustentable basadas en lo local y en restauración de ecosistemas como los manglares, claves para la adaptación a un clima cambiante cargado de riesgos.

Con Kristalina Georgieva, directora general del FMI, asumiendo que el cambio climático es un riesgo crítico para la estabilidad económica, y Antonio Guterres, Secretario General de la ONU arrojando cifras verdaderamente alarmantes: según la Organización Meteorológica Mundial, ha habido más de 11.000 desastres debido a peligros meteorológicos, climáticos y relacionados con el agua en los últimos 50 años a un costo de unos 3,6 billones de dólares. Los fenómenos meteorológicos extremos y los peligros relacionados con el clima también han matado a más de 410.000 personas en la última década, la gran mayoría en países de ingresos bajos y medianos bajos.

Entre las intervenciones se destacaron la de John Kerry, el Enviado Especial de los EE.UU. para el Clima, celebrando la reincorporación de su país al Acuerdo de París y reconociendo que hoy resulta más rentable invertir en reducción de desastres que en la limpieza posterior a las catástrofes, y que la mejor manera de adaptarse es tratar a la crisis climática como la emergencia que realmente es. Así también la de Han Zheng, Vice Premier de la República Popular China, apostó a que la cumbre colabore en la construcción de consenso para la cooperación global en adaptación y la intención de su país en alcanzar la neutralidad de emisiones de carbono antes del 2060.

Alberto Fernández, Presidente de Argentina, habló de aumentar la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad de los sectores más vulnerables, además de integrar la dimensión de género en sus problemas. Por su parte, la Primer Ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, se refirió a su país como el ‘epicentro de la adaptación’ al cambio climático, y el premier vietnamita Nguyen Xuân Phúc denunció la divergencia de fondos para adaptación climática debido a la pandemia y sus consecuencias. Frans Timmermans, Primer Vicepresidente de la Comisión Europea, fue más energético y hablo de ecocidio y la necesidad de instaurar la solidaridad más allá de la emergencia sanitaria en la que nos encontramos.

En un contexto donde el Reino Unido acaba de lanzar la Red de Investigación para la Adaptación (ARA, por sus siglas en inglés) de cara a la COP26 que tendrá lugar en Glasgow a finales de año, un reciente informe de la ONU alerta que si bien las naciones han avanzado en el planeamiento, siguen existiendo enormes lagunas en la financiación de los países en desarrollo, lo que lleva a los proyectos de adaptación aún no estén en una etapa donde brinden una protección real contra los impactos climáticos, como sequías, inundaciones y aumento del nivel del mar.

África no puede desarrollarse sin adaptación

Según Akinwumi Adesina, presidente del Banco Africano de Desarrollo, el crecimiento de África está comprometido debido al cambio climático debido a las pestes en el este del continente y las más frecuentes y severas sequías. Adesina remarca que desde su organismo lograron cuadriplicar los fondos disponibles, para alcanzar los 25 billones de dólares en 2025. Apuntan a lograr la granja solar más grande del mundo y concretar la Gran Muralla Verde para frenar la desertificación en el Sahel.

Para ahondar en el debate de uno de los eventos claves la CAS, la Red de Conocimientos sobre Clima y Desarrollo (CDKN, por sus siglas en inglés) publicó un working paper con expertos el cual concluye que, como en otras partes del mundo, llevar la adaptación a escala en África no significa una réplica sencilla de las soluciones de adaptación de una localidad a otra. Dada la inmensa diversidad de entornos geofísicos, ecológicos, sociales y culturales en África, las soluciones de adaptación deben, naturalmente, ser apropiadas y de propiedad local para que tengan éxito.

Los manglares en el delta de Rufiji en Tanzania se han visto amenazados ya que la tierra donde se ubican ha sido amenazada por la expansión del cultivo de arroz. El gobierno ha replantado árboles, dejando que los agricultores planten sus cultivos al pie de los manglares hasta que el follaje del mangle los cubra por completo (Créditos: Dominic Wodehouse / Mangrove Action Project).

Wanjira Mathai, Vicepresidenta y Directora Regional de World Resources Institute Africa, señaló que el agua, la agricultura y la resiliencia son los sectores más afectados - sobre todo con tres cuartos de la población del continente por debajo de los 35 años - mientras que Josefa Sacko, Comisionada de Economía Rural y Agricultura de la Comisión de la Unión Africana remarcó que actualmente se está buscando una iniciativa de adaptación a nivel continental, y para eso cuentan con la Agenda 2063.

Diálogo a cuatro voces sobre los desafíos para la adaptación en África (Créditos: CAS 2021).

En un intercambio a cuatro voces, Jeanne d'Arc Mujawamariya, ministra de ambiente de Ruanda, reclamó más financiamiento para obras de adaptación, Daviz Simango, alcalde de Beira en Mozambique, - que dos años atrás sufrió los daños del devastador huracán Idai - compartió lecciones sobre preparación y acción temprana contra inundaciones y fenómenos nuevos como ciclones, e Ibrahim Thiaw, Secretario Ejecutivo de la ONU Contra la Desertificación remarcó que la tierra sigue siendo el mayor absorbente de carbono que tenemos y que el Sahel no es la única región afectada por la degradación de la tierra, sino que es la mitad del continente africano. Finalmente, Mithika Mwena, CEO de la Alianza Pan Africana de Justicia Climática, denunció que el cambio climático no fue causado por los africanos, sino por los países desarrollados y que resulta clave para la prosperidad africana un alivio de las deudas soberanas debido a la pandemia de la COVID-19 para que puedan invertir en adaptación climática.

Abdoulaye Dia, Secretario de la Agencia Panafricana para la Gran Muralla Verde anunció que esperan restaurar 100 millones de acres de suelo en los próximos años en una plataforma que incluya a las mujeres y la juventud. Kulthoum Omari-Motsumi, Asesor Especial para la Africa Adaptation Initiative, habló de la necesidad de aumentar el presupuesto en actividades de adaptación del actual 2% del PBI, la necesidad de generar más datos sobre la realidad climática e hizo un llamado para que los privados contribuyan con el Estado. Desde el Fondo Holandés para el Clima consideraron apropiado que las finanzas públicas repartan equitativamente el presupuesto entre políticas de adaptación y mitigación.

Agnes Kalibata, Presidenta de la Alianza por una Revolución Verde en África (AGRA, por sus siglas en inglés) participando de manera virtual en la Climate Adaptation Summit 2021 (Créditos: Valerie Kuypers / Ministry of Infrastructure and Water Management).

Construyendo junto con la naturaleza en Asia

Otro de los eventos principales de la CAS tuvo que ver con las soluciones basadas en la naturaleza (SBN). La Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, inició su disertación afirmando que no estamos haciendo lo suficiente por la adaptación y que debemos invertir más en SBN. Urgió a la comunidad que las SBN sean valorizadas, ya que hoy apenas un 17% de los países las han incluido dentro de sus NDC e invertir en la naturaleza nos protege a todos. Por su parte, Carlos Manuel Rodriguez, ex Ministro de Ambiente de Costa Rica y actual CEO de Global Environment Facility, habló del ejemplar impuesto al carbón aplicado en su país y de la importancia de las SBN como una de las alternativas más accesibles obtener financiación para pequeñas comunidades rurales a través de los esquemas de bonos de carbono.

Anne-Marie Trevelyan, referente de Adaptación y Resiliencia para el Reino Unido, cerró el evento anunciando que el gobierno británico buscará destinar más fondos hacia las SBN en la próxima COP26, ya que las mismas apenas representan un 3% del total del presupuesto global, y que la ARA es parte de los esfuerzos desplegados este año para lograr cambios significativos.

La ONG Wetlands International participó de la cumbre a través de un evento paralelo titulado ‘Construyendo junto con la naturaleza en Asia’, donde resaltan el caso de Demak, en Indonesia, con restauración ecológica de manglares al restablecer las condiciones biofísicas y socioeconómicas para que los manglares vuelvan a crecer naturalmente.

Dan Friess es Profesor Asociado en el Departamento de Geografía y Co-Director del Centro para Soluciones Basadas en la Naturaleza de la Universidad Nacional de Singapur. Él explica que “los manglares son una solución ideal basada en la naturaleza para el cambio climático, porque absorben nuestras emisiones de carbono, pero también nos ayudan a adaptarnos a los impactos del cambio climático protegiéndonos del aumento de tormentas. Tenemos una idea cada vez mayor de la ciencia en torno a las soluciones basadas en la naturaleza, pero la implementación necesita una sólida comprensión de las políticas y la toma de decisiones.”

Los principios para la adaptación local

Un tercer evento que también obtuvo centralidad tuvo que ver con ‘Los principios para la adaptación local’, lanzados en respuesta a la devastación sufrida por los más vulnerables en el marco de la emergencia climática y la pobreza a la que serán empujados millones más debido a las consecuencias económicas de la pandemia.

El Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo (IIED, por sus siglas en inglés), ha resaltado buenos ejemplos de financiamiento climático local en Zimbabwe y Brasil, pero también descubrió que menos del 10% de las finanzas globales están destinadas a la acción local. Es por eso que apoya esta iniciativa - juntro con otros 40 gobiernos, think-tanks y ONGs - de ocho principios que buscan servir como guía para cambiar el estandarte de las políticas planificadas desde arriba y así plantear una finanza climática desde abajo y con la gente que sabe exactamente hacia dónde deben ir dirigidos los fondos.

Andrew Norton, Director del IIED, explica en un comunicado de prensa que “el mundo atraviesa las crisis interconectadas de la crisis climática, rápida destrucción de la biodiversidad y un arraigamiento de la pobreza, y por eso la adaptación climática resulta central para transformar a las sociedades y ecosistemas. Estos principios aquí presentados son una oportunidad para colocar a las voces más afectadas e informadas al frente de la acción climática de cara a las Cumbres de Diversidad Biológica en Kumming (China) y la COP26 en Glasgow (Reino Unido)”.

Hacia una década de acción en adaptación: ¿serán resilientes las ciudades en el sur global?

En el evento sobre ciudades resilientes, la cumbre se enfocó principalmente en ciudades del primer mundo. Sin embargo, dejó lugar para una breve intervención por parte de Mohammed Adjei Sowah, alcalde de Accra, Ghana,. quien habló de los planes de para el control de emisiones de carbono y protección contra inundaciones - nutridos de su membresía a la Red de 100 Ciudades Resilientes.

Ante la omisión de otras conocidas problemáticas ambientales de esta ciudad del oeste africano, el Movimiento Ambiental Juvenil de Ghana (GYEM, por sus siglas en inglés) comenta que “si bien el Alcalde ha tomado pasos valorables a través del Plan de Acción Climática de Accra, su gobierno ha destinado el sitio de -manglares en Tse Addo para que sea convertido en un centro residencial y recreativo. Además, la decisión del gobierno de convertir la oficina central de Parques y Jardines en Cantonment en un complejo de oficinas es una iniciativa muy cuestionable. El alcalde también debe demostrar su compromiso de proteger los bosques y los puntos críticos de biodiversidad de Accra.”

La primera cumbre de adaptación concluyó cargada de un inusitado optimismo con el lanzamiento de una agenda de cara al 2030. Esperemos que su próxima edición, así como también la COP26, cuenten con más espacio para los diversos movimientos de justicia climática, que son las raíces de resiliencia que ya están brotando para adaptarse al futuro.


Foto abridora: Manglares creciendo en la bahía de Gazi, en el sur de Kenya (Créditos: Dominic Wodehouse / Mangrove Action Project).